14/2/2017

Después de dos inviernos al margen de los rigores típico de la estación, el intenso periodo de frío sufrido durante el mes de enero ha provocado la repartición clásica de las becadas invernantes en Francia.

UN MES DE ENERO MUY FRÍO

El mes de enero ha destacado por las bajas temperaturas y escasas precipitaciones. En los primeros días del año el frío se hizo sentir en la mitad Este. El suelo permaneció helado en buena parte del país a partir del día 8 de enero. Este frío contribuyó a un primer movimiento migratorio de las becadas hacia las regiones de la Mancha y Atlánticas.

Del 17 al 26 de enero un periodo de frío más intenso, con heladas prolongadas ocupó el país. Las regiones del Gran Este, Altos de Francia, Normandía, Borgoña Franco Condado, Centro-Valle del Loira, Auvernia-Ródano-Alpes, así como los departamentos de Occitania y de Aquitania cercanos al Macizo Central fueron los más afectados.El frío provocó la congelación permanente de los humedales en estas regiones. El mapa adjunto muestra que Francia ha sufrido temperaturas de 6 a 9ºC por debajo de la media para este periodo.

A excepción de la franja mediterránea el déficit hídrico ha sido importante este enero. Este factor se ha unido al frío para aumentar las dificultades de las aves para acceder al alimento. Una suavización de las temperaturas acompañada de lluvias ha venido a mejorar la situación a finales de enero.

IAN POR REGIÓN

En enero, el Índice de Abundancia Nocturna (IAN) ha sido de 5,6 becadas vistas por hora de prospección a nivel nacional, que es más de un punto mayor que el observado en diciembre. Este notable aumento es consecuencia de la llegada de nuevas becadas provenientes de los países fronterizos al Norte y Este, pero también desde los países del Sudeste de Europa que han sufrido una intensa ola de frío en el inicio de enero.

La distribución de las becadas ha cambiado totalmente desde el boletín de diciembre. La región de Nueva Aquitania ha acogido a muchas aves, mientras que las regiones del Este de Francia han quedado prácticamente vacías. Sin embargo, en ciertas zonas del interior, una parte de las becadas ha afrontado el frío sin desplazarse.

El mapa adjunto representa las medias de abundancia por regiones para todo el mes de enero, pero no representa los cambios ocurridos a lo largo del mes. Se vería que la región Nueva Aquitania vio aumentados sus efectivos desde el inicio del mes y se vería acentuado en los días siguientes. Por el contrario, la mayor parte de las aves de las regiones interiores permanecieron en sus territorios en el inicio de enero. El periodo de frío de la segunda quincena de enero ha contribuido a un mayor desplazamiento de las aves.

UN FOCO SOBRE EL PERIODO DEL 17 AL 26 DE ENERO
El periodo de frío que afectó a Francia del 17 al 26 de enero se caracterizó por dos fases de muy bajas temperaturas del 19 al 21 y del 25 al 26 de enero. El protocolo de “Hielo Prolongado” se activó el 20 de enero y dos comunicados se publicaron el 23 y 25 para fijar la situación. La participación activa de los colaboradores y observadores de la Red Becada ONCFS/FNC/FDC ha sido muy valiosa. También se ha contado con la puntual colaboración de los becaderos, especialmente los socios del CNB y BdF.
El periodo de frío ha durado unos diez días. El suelo permaneció helado en más de la mitad de Francia a partir del 18 de enero. El Norte y Este del país fueron las regiones más fuertemente afectadas por el hielo, con el suelo entre -2 y -5ºC durante el día. Del 19 al 27 de enero los suelos no se deshelaron en los departamentos costeros de la Mancha, que se ha visto particularmente afectada por el comportamiento de las aves (ver foto adjunta)
Los departamentos costeros mediterráneos se han visto relativamente afectados por el frío intenso. En el Suroeste de Francia sobre todo se notó el primer pico de frío. En Nueva Aquitania la mayor parte de los suelos se deshelaron durante el día entre el 22 y el 25 de enero.
El deshielo fue rápido entre el 27 y el 28 de enero. El 28 de enero, las áreas de Alsacia-Lorena y de las regiones montañosas todavía permanecían afectadas por el hielo continuo.

Por Miguel Minondo